Las calles y veredas
quedaron en quietud,
al llegar a la ciudad
de Sion, el hombre.
Cuando, al tocar con lodo
a un ciego el sanó,
oirías tú, a la gente
así decir:
Coro:
¡Cristo!¡Cristo!
¡El hijo es de Dios!
¡Cristo!¡Cristo!
¡Precioso salvador!
¡Ven a liberarnos
Rosa de Sarón!
¡Cristo!¡Cristo
es todo para mi!,
¡más que el mundo! para mí.
tuvo huellas Galilea,
en la orilla de su mar,
de miles, que le vieron y oyeron
de Bondad y amor Él enseño
y mejor camino dio
tu podrías oír al pueblo susurrar:
Coro:
¡Cristo!¡Cristo!
¡El hijo es de Dios!
¡Cristo!¡Cristo!
¡Precioso salvador!
¡Ven a liberarnos
Rosa de Sarón!
¡Cristo!¡Cristo
es todo para mi!,
¡más que el mundo! para mí.
Se oscureció
cuando con crueldad,
le clavaron en la cruz
y murió por cada hombre,
cada pueblo.
Mas la sangre
que el señor vertió,
las vidas cambia hoy
y con gozo puedes
también así cantar:
Coro:
¡Cristo!¡Cristo!
¡El hijo es de Dios!
¡Cristo!¡Cristo!
¡Precioso salvador!
¡Ven a liberarnos
Rosa de Sarón!
¡Cristo!¡Cristo
es todo para mi!,
¡más que el mundo! para mí.
Él, todo dio por mi